2015 – HOY. LA HERRAMIENTA SINDICAL; EN CONSTANTE CONSTRUCCIÓN
En estos momentos de emergencia no sólo sanitaria, sino económica y cultural, vemos que dentro del sector de la cultura, la comunidad de la danza es una de las más afectadas. Y es que seguimos sin tener políticas públicas específicas que contribuyan a la sostenibilidad de los hacedores, espacios y proyectos de danza que ya se encontraban en un contexto de fragilidad. Además de esta deuda impostergable del Estado, para con nuestra comunidad, también necesitamos ser una comunidad organizada, con herramientas que contribuyan a la defensa de sus derechos en tanto artistas trabajadoras y trabajadores. Nos referimos a una herramienta sindical, gremial, colectiva. Esta construcciòn tiene dos grandes vías: la formal y la real.
Un poco de historia
En consonancia con la construcción del Movimiento por la Ley Nacional de Danza en torno a la promulgación (aun pendiente) de una Ley Nacional y confluyendo con la inquietud de muchísimos trabajadores y trabajadoras, la comunidad de la danza convocó el 10 de marzo de 2015 a una actividad inaugural para apoyar la creación de un Sindicato que incluyera en sus estatutos a maestrxs, bailarines, coreógrafxs, investigadorxs, gestores. Ese día se anunció el lanzamiento del Foro Argentino de Danza, que debatió la problemática laboral de la danza y la articulación del sector, en un encuentro federal de debate bajo el lema “Bailando Trabajo”, desarrollado el 29 de abril de ese mismo año en el Salón Auditorio de la Facultad de Derecho de la UBA (CABA). El proceso colectivo de construcción en torno a la Ley Nacional de Danza tuvo una máxima expresión en el 2014, con la presentación del proyecto en el parlamento junto a una inmensa e histórica movilización a nivel nacional de nuestra comunidad. En ese camino, nos encontramos con la necesidad de jerarquizar nuestro trabajo, de hacer valer nuestros derechos. Participaron de esta jornada de 250 colegas representando a todos los géneros de la danza y las provincias argentinas, además de la CABA, con el objetivo de debatir sobre su construcción gremial.
Y así fue que en ese mismo año, se presentó el Estatuto y Acta constitutiva con una comisión directiva provisoria ante el Ministerio de Trabajo de la Nación. Este trámite implica el reconocimiento de la existencia por parte del Estado, pero bajo ningún punto de vista impide la organización “de hecho” de los trabajadores y trabajadoras. El trámite de “Simple inscripción”, es el primer paso para la concreción de una personería gremial y aún está pendiente. Sin embargo, esto no es un freno para la organización de nuestro colectivo sino un desafío más.
Frente a las reiteradas circunstancias que han dejado a los trabajadores de la danza desprotegidos – el trabajo sin cobertura de ART, la ausencia de legislación laboral y fiscal acordes, y la inexistencia de un régimen jubilatorio adecuado- entendemos que no se debe postergar por más tiempo la concreción de una organización sindical que defienda los derechos de los trabajadores y trabajadoras de la danza.
El proyecto de Ley Nacional de la Danza, a su vez, reconoce el estatus de ‘trabajador’ a bailarines, coreógrafos, maestros, ensayistas, etc., pero no se trata de un proyecto de legislación laboral. Ambas instancias son necesarias.
En la lluviosa jornada de aquel 29 de abril de 2015 se firmó un acta fundacional que prosperó en el Acta constitutiva y Estatuto que se presentaron ante el Ministerio del Trabajo para conformar el Sindicato. Este trámite legal, implicó la constitución de una comisión directiva provisoria, y aun hoy el Ministerio de Trabajo adeuda a la comunidad su Simple Inscripción gremial para que AATDa, Asociación Argentina de Trabajadores de la Danza se constituya en términos formales.
Hoy entendemos que AATDa debe generar una genuina construcción de la mano de la mayor cantidad de voces, atendiendo a lo valioso de nuestra diversidad. Necesitamos como colectivo generar esta instancia superadora, democrática y abierta, donde se asiente no sólo la defensa de nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras de la danza, sino la cohesión necesaria en pos de los objetivos comunes, que hacen a vislumbrar mejores realidades para toda la comunidad.