PRESENTACIÓN DEL 8 de NOVIEMBRE
MOVIMIENTO POR LA LEY NACIONAL DE DANZA
Antes que nada, y como representantes del sector de la danza, quisiéramos agradecer el acompañamiento a lxs diputados y al Ministerio de Cultura de la Nación, en esta nueva presentación de la Ley Nacional de Danza, así como la presencia de quienes están hoy acá, adentro y afuera de este recinto.
El anteproyecto es el fruto de una extensa lucha de la comunidad de las danzas todas en función de lograr una legislación de fomento para el sector, impulsando la creación de un Instituto Nacional de Danza, en la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación. Fue presentado por primera vez en la Cámara de Diputados el 3 de septiembre de 2012, y desde entonces ha sido reingresado con periodicidad, a veces de modo particular y otras con acompañamiento de legisladores y legisladoras. Siempre respaldado por más de 10.000 firmas de trabajadoras y trabajadores de todo el país, organizaciones del sector. Asimismo, ha obtenido a lo largo de estos años reconocimientos, declaraciones de interés y adhesiones de instituciones educativas y parlamentos provinciales y municipales.
En esta octava presentación realizada por el Movimiento por la Ley Nacional de Danza junto al Frente de Emergencia de la Danza y cientos de organizaciones del sector de todo el país, con las firmas de diputadas y diputados nacionales y el apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación; tenemos la esperanza y convicción de que se alcance su tratamiento y aprobación.
Consideramos que la danza, tanto en su manifestación artística como social, forma parte de la cultura y como tal, es parte central de nuestra identidad como sociedad, nos permite asumirnos como Nación y al mismo tiempo nos atraviesa y nos relaciona con la historia, con el presente y con el futuro en un constante dinamismo, componiendo nuestro patrimonio y soberanía en clave pluricultural. Cada año nacen nuevas y diferentes propuestas de danza, en su diversidad de prácticas: aquellas vinculadas al espectáculo, la investigación, la educación, el trabajo socio-comunitario, la salud, etc. En este sentido, la danza se ha desarrollado no sólo al interior de su campo artístico sino también como una práctica valiosa para la sociedad. La cultura está activa y por lo tanto, es pública y debe ser objeto de protección, promoción y fomento del Estado.
De este modo, la danza genera no sólo trabajos y actividades económicas sino que constituye un valor cultural para nuestra sociedad. No obstante, es un sector históricamente postergado, especialmente en comparación con las demás áreas de la cultura. Quizás esto se deba al carácter principalmente artesanal de su labor, o a que es un colectivo conformado fundamentalmente por mujeres y diversidades. En cualquier caso, es tarea del Estado resguardar la actividad, fomentarla y legislar en pos de la igualdad.
La danza posee particularidades que hacen que requiera de medidas específicas para el fortalecimiento de su producción, calidad, diversidad en la oferta-demanda y distribución. Varios han sido los intentos de las los y les trabajadores y trabajadoras de la danza por lograr un marco jurídico para la actividad sin llegar a concretarse más que a través de soluciones parciales.
La necesidad de una legislación integral para la danza no es sólo una bandera que enarbola cada vez con más vigor la comunidad de la danza sino que, además, ha sido reconocida por el “1er Congreso Argentino de Cultura” realizado en Mar del Plata en el año 2006. En él se concluyó, entre otras cosas, que era necesario crear un marco legal para aquellas artes escénicas que no poseyeran aún este resguardo.
Este proyecto de ley establece fundamentalmente y en primer lugar, el reconocimiento por parte del Estado del valor de la danza en nuestra sociedad, el reconocimiento de la danza como actividad y el reconocimiento de las, los y les trabajadores de la danza como sujetos de derecho.
En segundo lugar, el proyecto establece un régimen de fomento para la danza, y para hacerlo, crea su Instituto. La creación de un organismo que se ocupe de la política integral de la danza en la Argentina resulta imprescindible.
En este sentido, cuando hablamos de danza y derecho a la cultura, lo hacemos en relación al derecho inalienable de todas y todos los ciudadanos a acceder a los bienes culturales que no se da sólo en carácter de hacedores, creadores sino, imbricadamente, como receptores, consumidores o espectadores, correlativamente partícipes y activos. Por ende, el fomento de la danza por parte del Estado no es sólo una necesidad imprescindible para sus trabajadoras y trabajadores sino también y muy especialmente para todo nuestro pueblo como principal destinatario.
Las políticas públicas para la danza en la Argentina hasta el momento han avanzado en dos aspectos: por un lado, el aspecto educativo, y por el otro en ciertos aportes hacia la profesionalización, pero sigue vacante el fomento y promoción de toda la actividad de la danza a nivel nacional.
Reconocemos y valoramos la existencia de ámbitos de formación profesional que implican la educación pública temprana en danza, el perfeccionamiento y la formación universitaria. Por otro lado, entendemos el carácter fundamental de la existencia de las compañías estables creadas a nivel nacional, provincial y municipal, de los festivales y de líneas de fomento existentes en otros organismos no específicos.
Sin embargo, todas estas instancias resultan insuficientes para el desarrollo integral hacia la profesionalización de la danza toda, ya que no terminan de constituir una política estratégica.
A pesar de todo esto, la danza circula, existe y se desarrolla impulsada y sostenida principalmente por sus propias trabajadoras y trabajadores. La actividad está contemplada en la Ley 24.269/93, que aprueba en nuestro país la “Recomendación relativa a la condición de artista”, y no debería quedar ya fuera de las legislaciones existentes que promueven y protegen otras disciplinas de la cultura nacional.
En el marco de la emergencia (sanitaria, económica y cultural) a raíz de la pandemia que atravesó el mundo y nuestro país, la precariedad del contexto descripto, se hizo más evidente. Por lo tanto, sostenemos la necesidad imperiosa de contar con esta herramienta fundamental y urgente para acompañar la recuperación del sector y el futuro desarrollo de la actividad; objetivo que se viene sosteniendo a través de años de trabajo ininterrumpido y habiendo presentado múltiples veces en el parlamento este proyecto de ley.
Por todo esto, hoy volvemos a presentar la Ley Nacional de Danza histórica, tras un largo recorrido de concientización y difusión de su finalidad y objetivos, lo que ha resultado en el apoyo de las diputadas y diputados, así como del Ministerio de Cultura de la Nación.
Celebramos este acompañamiento ya que la ley será un aporte a todo el pueblo argentino, nuestra cultura y soberanía.
¡QUE SEA LEY!